El 21 de junio
del año 2002 se certificaba la erradicación de la poliomielitis en la Región Europea.
Tras las grandes epidemias de la década de los cincuenta y las campañas masivas
de vacunación de la década siguiente, la Asamblea
Mundial de la
Salud planteó, en 1988, el objetivo de erradicar globalmente
esta enfermedad en el año 2000. Doce años después del plazo fijado diversos
obstáculos han impedido que esas aspiraciones se realizasen. Sin embargo, en
nuestro medio, la “parálisis infantil” -la poliomielitis- ha sido olvidada y,
con ella, las personas que viven con sus secuelas y efectos tardíos.
Hace poco más de
dos décadas el activismo en lucha contra el sida hizo familiar la sentencia
“invisibilidad igual a muerte”. Para las personas con secuelas de polio o con
síndrome post-polio la invisibilidad ha supuesto su muerte social. Su infancia
y juventud transcurrió en una sociedad de valores nacionalcatólicos que
enaltecían la resignación ante el sufrimiento y en la que la diversidad
funcional era interpretada, desde un modelo médico de la discapacidad, como
anomalía que debía ser corregida en el quirófano. Educadas para adaptarse sin
reclamar derechos, su protesta se hizo pública durante las transiciones
políticas, pero a través de una nueva identidad como personas con diversidad
funcional que denunciaban las prácticas sociales discriminatorias constructoras
de la discapacidad. Sin embargo, en el cambio de milenio, el descubrimiento de
la silenciada amenaza tardía de aquella olvidada enfermedad, el síndrome
post-polio, las había de hacer conscientes no sólo de su idiosincrasia, sino
también de su pasado, de la injusticia y de las responsabilidades eludidas por
las instituciones.
Deseamos que la
efeméride suponga un momento de reflexión, alejado del fácil triunfalismo, para
recordar el pasado de la poliomielitis pero también su presente, no sólo por su
persistencia en algunos países en los que conflictos bélicos y fundamentalismo
religioso impiden la vacunación, sino también por su presencia entre nosotros a
través de las personas que padecen sus efectos tardíos o el Síndrome Post-Polio.
Coordinador:
Juan Antonio Rodríguez Sánchez (Universidad de Salamanca)
Comité organizador:
Juan Antonio Rodríguez Sánchez (Universidad de Salamanca)
Joao Rui Pita (Universidad de Coimbra)
Inés Guerra (Instituto Superior de Maia)
Jesús Seco Calvo (Universidad de León)
Ana Leonor Pereira (Universidad de Coimbra)
Sara Repolho (Centro de Estudos Interdisciplinares do Seculo
XX)
Comité Científico:
Rosa Ballester Añón (Universidad Miguel Hernández)
José Martínez Pérez (Universidad de Castilla – La Mancha)
Dilene Raimundo (Casa de Oswaldo Cruz - FIOCRUZ)
Ana María Carrillo (Universidad Autónoma México)
Emilio Quevedo (Universidad de Rosario - Colombia)
Ana Paulina Malavassi (Universidad de Costa Rica - Costa
Rica)
Ferran Martínez Navarro (ISCIII)
Elena Maza Zorrilla (Universidad de Valladolid)
Miguel Ángel Verdugo Alonso (INICO – Universidad de
Salamanca)
Enrique García Sánchez (Universidad de Salamanca)